Cuando un perro no puede quedarse solo

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Todos los que tenemos perro hemos oído hablar alguna vez de la ansiedad por separación ¿pero de qué se trata exactamente?

La Ansiedad por Separación en perros es una patología que consiste en que el animal sufre una ansiedad excesiva cuando se queda solo o es separado de alguno de sus propietarios. Esto es debido a que nuestro perro tiene un apego excesivamente fuerte con las personas con las que convive o bien con uno de ellos. La diferencia entre estas dos situaciones es que en la primera, el perro solo presenta los síntomas cuando se queda completamente solo; mientras que, en el segundo caso los presentaría siempre que su persona de apego se va, independientemente de que se quede completamente solo o no.

¿Cómo podemos detectar un caso de ansiedad por separación? Lo más importante para distinguirla de otros problemas es que los síntomas solo aparecen en algunos de los dos casos anteriores (que se quede completamente solo o que se va siempre la misma persona). Los síntomas más frecuentes son las vocalizaciones (ladridos, aullidos, gemidos) que son continuas y elevadas, los destrozos en la casa y el descontrol de esfínteres que puede presentarse con micciones, defecaciones o ambas. Estos síntomas no tienen porque presentarse juntos, ni en todos los perros. Otros síntomas más graves pero menos frecuentes son los vómitos, daños físicos al propio animal, huída, excavación, temblores, babeo...

¿Tiene solución? ¿Qué podemos hacer para acabar con esta ansiedad?

Dependiendo de la cantidad y la cualidad de los síntomas el problema tendrá mejor o peor pronóstico pero en general la ansiedad por separación es un problema que suele solucionarse aunque para conseguirlo es muy importante la constancia, implicación e inflexibilidad de los propietarios. En el tratamiento de esta patología nuestro objetivo final será disminuir el apego que el animal siente por esa o esas personas. Esto no quiere decir que deje de quererla, sino solo que sea más independiente y que pueda quedarse solo sin necesitar constantemente la cercanía de su figura de apego. Para ello, hay que seguir unas pautas de forma rígida y constante. Nunca bajar la guardia ante la menor mejoría porque eso nos haría perder todo lo que hayamos logrado hasta el momento.

Algunas de las pautas generales que se aconsejan en estos casos son:

  • Aumentar la actividad física: sacar al perro a correr, a que haga ejercicio, aumentar las veces (más frecuencia aunque sean salidas más cortas)que sale al día etc. Cuanto más cansado se sienta más ganas tendrá luego de dormir cuando se queda solo. Preferiblemente cansarle antes de nuestras ausencias de casa.
  • Cuando nos vayamos a ir estaremos como mínimo media hora sin hacerle caso, como si no estuviera. No le hablaremos, no le miraremos y por supuesto no le haremos ningún tipo de caricia. Sobra decir que no nos despediremos. Saldremos de casa como si tal cosa, como si solo nos cambiáramos de habitación.
  • Hay perros que anticipan nuestra salida y se empiezan a poner nerviosos antes de tiempo, es decir, determinadas acciones nuestras le indican que vamos a salir porque siempre las hacemos antes de irnos. Por ejemplo coger las llaves, ponernos los zapatos, acercarnos a la puerta, ponernos el abrigo etc. Es importante detectar cuál de estas conductas pone en alerta a nuestro amigo y realizarlas a lo largo del día pero sin terminar en salir de casa para que deje de relacionarlas. Por ejemplo, si vemos que nuestro perro siempre empieza a ponerse nervioso cuando nos empezamos a poner los zapatos, haremos esta conducta en otros momentos del día en los que no vamos a salir: nos ponemos los zapatos y nos sentamos a ver la tele. A la media hora volvemos a quitárnoslo y seguimos en casa. Al final el perro entenderá que el que nos pongamos los zapatos no siempre quiere decir que nos vayamos a ir y dejará de ponerse nervioso antes de tiempo.
  • Cuando lleguemos no le saludaremos. Otra vez no le hablaremos, no le miraremos ni le acariciaremos, como si no tuviéramos perro. Esto lo haremos hasta que se tranquilice, tarde el tiempo que tarde. Una vez que esté tranquilo le saludaremos con una simple caricia y seguiremos a lo nuestro. Por supuesto, si ha hecho algún destrozo o ha defecado o miccionado, no le regañaremos, recuerda que "no tenemos perro" ni siquiera arreglaremos lo que ha hecho, eso sería para él una señal de atención. Solo empezaremos a hacerlo cuando esté tranquilo.
  • Durante el tiempo que estemos con él evitaremos prestarle atención cuando él nos lo pida. Solo le atenderemos cuando esté tranquilo y nosotros queramos.
  • Cuando tenga que estar solo es mejor que le dejemos en una habitación cerrada, un transportín de un tamaño adecuado para que esté cómodo, sin cerrarlo, o un lugar acotado de la casa, ya que si le dejamos libre por la vivienda su ansiedad puede aumentar al deambular por ella continuamente buscándonos. Es importante que este lugar lo sienta como un refugio, un sitio donde está seguro no un castigo. Para ello podemos dejarle que juegue a sus juguetes favoritos solo allí y solo cuando nos marchemos, o que coma solo allí o tener su cama en esa habitación, y realizar juegos mentales de buscar comida. En ese lugar solo pueden pasar cosas buenas.

Ya sé que al leer todos estos pasos os estaréis desanimando, porque os parecerán un mundo, pero una vez que empecéis es solo rutina y, si continuáis con firmeza, al final conseguiréis algo muy importante: poder salir de casa tranquilos sabiendo que vuestro perro se va a quedar solo pero bien y a gusto y que solo estará esperando a que volváis pero de una manera más divertida y menos estresante.

Aconsejamos consultar a un profesional , sobre todo si la conducta es muy persistente o lleva mucho tiempo realizándola, ya que aquí, solo se indican pautas generales y no especificas para cada tipo de manifestación de la ansiedad.

 Noelia Hernández

Voluntaria, adiestradora y educadora canina