Siempre en nuestros corazones, ARYA

Hoy es uno de esos días en los que se nos hiela el corazón al contaros que uno de los miembros de la familia apamaguera ha cruzado el puente del arcoíris: ¡nuestra querida Arya! Muchas gracias a todos aquellos que habéis formado parte de su vida, esa maravillosa vida que ha llevado. En especial a su adoptante, por ser su todo, quien nos ha dejado estas palabras de despedida para la peque.

"Arya, la mirada más profunda y eterna del universo:

Queremos comenzar diciéndote que puedes descansar tranquila, porque a pesar de lo que debiste sufrir hasta que te salvaron tus dos ángeles, Inma y David, has cumplido una gran misión en tu vida, porque con tu marcha no nos has dejado el corazón roto, al contrario, te hiciste un espacio tan grande en él que ahora está lleno de amor, lealtad y alegría.

Cuando nos conocimos debías tener unos 5 años o 4, nadie lo sabe, tampoco sabemos cuántos tenías ahora, unos 9 o 10, da igual, porque, de cualquier modo, se nos ha hecho demasiado breve la vida a tu lado.

Juntas compartimos muchas noches en vela cuidando de Oslo, tu hermano de cuatro patas, con el que te has reunido ahora. Imposible agradecerte cómo supiste estar en esos momentos tan duros, en un segundo plano, tan buena y paciente. Eras experta en acompañarme, tan calmada, observándolo todo desde tu quietud. Hace poco más de dos años nos quedamos solas en casa y entonces me di cuenta, de que, por fin, era tu momento. Ya no corrías detrás de los conejos y ese carácter tan fuerte de tus inicios se había suavizado, aunque casi hasta tus últimos días tratabas de sacarlo de vez en cuando, pero apenas podías ladrar ya. Nos redescubrimos juntas en nuestra nueva vida, lo que nos unió aún más si cabe. Enseguida llegó el hombre de nuestros sueños con su gato Chico y tú, con tu gran corazón les aceptaste en nuestra familia, enloqueciendo de amor por tu padre y respetando a tu hermano minino como a uno más de nuestra manada, incluso hacías cola para beber tu agua. La pasión de tu vida siempre fue estar un rato al sol y otro a la sombra, eras realmente feliz en tu jardín, en el remanso de paz que encontraste en nuestro hogar. Pero también sabías provocarnos para jugar y revolcarnos terminando siempre en un fuerte abrazo. A pesar del dolor, nos encantaban tus zarpazos, esos que nos dabas reclamando mimos y atención. Esos que has dejado marcados en la pared, en tu sitio, eternamente tuyo.

Has sido la reina de las oportunidades, nos hiciste saber que existe la segunda y también la tercera. Y que apostando por lo desconocido también se puede ganar, incluso más que yendo a lo seguro. Discreta cuando era necesario y con una presencia majestuosa en tus momentos de grandeza.

Fuerte, tan fuerte como eras y cuan vulnerable te dejaste estar con nosotros. Un honor en la vida haber sido vistos por esos ojos tuyos, con la mirada más profunda y eterna del universo...Enorme en todo tu ser, eras una gigante valiente y generosa. Nos elegiste a todos los que te hemos amado, que no somos pocos, brindándonos la oportunidad de caminar a tu lado.

Estamos extrañándote mucho, como era de esperar y llorándote, pero felices de haberte podido ver vivir y disfrutar hasta terminar tus días en nuestros brazos.

Siempre en nuestros corazones. Hasta siempre compañera”.